domingo, 19 de septiembre de 2010

"La Muerte en Venecia"

"Y juntando las manos sobre las rodillas, dejó que sus ojos se perdieran en las lejanías del mar, que su mirada se deslizase, quebrase y confundiese con la vaporosa monotonía del espacio desierto. Amaba el mar por razones profundas: por la apetencia de reposo propia del artista sometido a un arduo trabajo, que ante la exigente pluralidad del mundo fenoménico anhela cobijarse en el seno de lo simple e inmenso, y también por una propensión ilícita – diametralmente opuesta a su tarea y, por eso mismo, seductora- hacia lo inarticulado, inconmensurable y eterno: hacia la nada. Reposar en la perfección es el anhelo de todo el que se esfuerza por alcanzar lo sublime; y ¿no es acaso la nada una forma de perfección?"
Thomas Mann La muerte en Venecia

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