martes, 9 de septiembre de 2014

Sobre Miguel Delibes

Deberíamos leer a Delibes de rodillas y con los brazos en cruz. Por cada uno que se lee, queda uno menos por leer.

El americano impasible

"Es fue mi primer instinto: protegerlo. No se me ocurrió pensar que en realidad tenía que protegerme de él. La inocencia siempre solicita tácitamernte ser pretegida, cuando haríamos mucho mejor en precavernos de ella; la inocencia es como un leproso mudo que ha perdido su campana y que se pasea por el mundo sin mala intención." Graham Greene

sábado, 17 de mayo de 2014

Don Quijote de la Mancha

"En esto, parece ser o que el frío de la mañana que ya venía o que Sancho hubiese cenado algunas cosas lenitivas [laxantes], o que fuese cosa natural - que es lo que más se debe creer- a él le vino en voluntad y deseo de hacer lo que otro no pudiera hacer por él; mas era tanto el miedo que había entrado en su corazón, que no osaba apartarse un negro de uña de su amo. (...) le parecío que no podía mudarse [evacuar] sin hacer estrépito y ruido, y comenzó a apretar los dientes y a encoger los hombros, recogiendo en sí el aliento todo cuanto podía; pero, con todas estas diligencias, fue tan desdichado que al cabo al cabo vino a hacer un poco de ruido, bien diferente de aquel que a él le ponía tanto miedo. Oyolo don Quijote y dijo: -¿Qué rumor es ése, Sancho? -No sé, señor -respondió él-. Alguna cosa nueva debe de ser, que las aventuras y desventuras nunca comienzan por poco. (...) Mas como don Quijote tenía el sentido del olfato tan vivo como el de los oídos y Sancho estaba tan junto y cosido con él, que casi por línea recta subían los vapores hacia arriba, no se pudo excusar de que algunos no llegasen a sus narices; y apenas hubieron llegado, cuando él fue al socorro, apretándolas entre los dedos, y con tono algo gangoso dijo: -Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo. -Sí tengo - resopndió Sancho-, mas ¿en qué lo echa de ver vuestra merced ahora más que nunca? -En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar - respondió don Quijote. -Bien podrá ser - dijo Sancho-, mas yo no tengo la culpa, sino vuestra merced, que me trae a deshoras y por estos no acostumbrados pasos. -Retírate tres o cuatro allá, amigo -dijo don Quijote (todo ello sin quitarse los dedos de las narices)-, y desde aquí adelante ten más cuenta con tu persona y con lo que debes a la mía; que la mucha conversación que tengo contigo ha engendrado este menosprecio." Miguel de Cervantes

Moby Dick

"Me parece a mí que hemos malinterpretado enormemente esta cuestión de la vida y la muerte. Me parece a mí que lo que llaman mi sombra aquí en la tierra es mi verdadera substancia. Me me parece a mí que al observar asuntos espirituales, somos demasiado parecidos a ostras que observan el sol a través del agua, y que creen esa agua espesa el aire más sutil. Me parece amí que mi cuerpo sólo son los posos de mi mejor ser. De hecho, que coja mi cuerpo quienquiera, que lo coja, digo, no soy yo. Y por tanto, tres hurras por Nantucket; y que vengan una lancha desfondada y un cuerpo desfondado cuando quieran venir, pues desfondar mi alma, ni el propio Jove puede." "¡Ego non baptizo te in nomina patris, sed in nomine diaboli!" Herman Melville

Trópico de Cáncer

"(...) Si no tienes un céntimo, pues nada, coge unos cuantos periódicos viejos y hazte una cama en los peldaños de una catedral. Las puertas están bien cerradas con cerrojo y no habrá corrientes de aire que te molesten. Mejor aún es dormir en las bocas del metro; ahí tendrás compañía. Miradlos tumbados, una noche de lluvia, tiesos como colchones: hombres, mujeres, piojos, todos apiñados y protegidos por los periódicos contra los gargajos y las sabandijas que andan sin patas. Miradlos bajo los puentes o bajo los cobertizos de los mercados. Qué aspecto tan repugnante ofrecen en comparación con las limpias y brillantes verduras apiladas como joyas. Hasta los caballos muertos, las vacas y los corderos colgados de los grasientos garfios presentan un aspecto más atractivo. Por lo menos, mañana nos los comeremos y hasta los intestinos serán aprovechables. Pero esos inmundos mendigos tumbados bajo la lluvia, ¿para qué sirven?¿De qué provecho pueden sernos? Nos hacen sufrir durante cinco minutos y se acabó." Henry Miller

La Regenta

"En Matalerejo, en todo su valle, reina la codicia, y los niños rubios de tez amarillenta qe pululan a orillas del río negro que serpea por las faldas de los altos montes de castaños y helechos parecen hijos de sueños de avaricia. Paula era de niña rubia como una mazorca; tenía los ojos casi blancos de puro claros, y en el alama, desde que tuvo uso de razón toda la codicia del pueblo junta. En las minas, y en las fábricas que las rodean, hay trabajo para los niños en cuanto pueden sostener en la cabeza un cesto con un poco de tierra. Los ochavos que ganan así los hijos de los pobres son en Matalerejo la semilla de la avaricia arrojada en aquellos corazones tiernos: semilla de metal que se incrusta en las entrañas y jamás se arraca de allí. Paula veía en su casa la miseria todos los días; o faltaba pan para cenar o para comer; el padre gastaba en la taberna y en el juego lo que ganaba en la mina." Leopoldo Alas, Clárin

Elogio de la ociosidad

"(...) Antaño era posible adorar la verdad; efectivamente, la sinceridad de la adoración se demostraba por la práctica del sacrificio humano. Pero es difícil adorar una verdad meramente relativa y humana. La ley de gravitación, según Eddington, es sólo una convención práctica de medida. (...) Cuando Spinoza creía en algo, consideraba que estaba disfrutando del amor intelectual de Dios. El hombre moderno creo, o bien (con Marx) que está influido por motivos económicos, o bien (con Freud) que algún motivo sexual subyace a su fe en un teorema exponencial o en la distribución de la fauna en el mar Rojo. En ninguno de los dos casos puede disfrutar de la exaltación de Spinoza." Bertrand Russel