"¿Quien ignora los profundos goces del vino? Todo el que ha tenido que apaciguar un remordimiento, que evocar un recuerdo, que ahogar un dolor, que hacer castillos en el aire, te ha invocado, misterioso dios, oculto en las fibras de la viña. ¡Qué grandes son los espectáculos del vino, iluminados por el sol interior! ¡Qué auténtica y ardiente es esa segunda juventud que el hombre obtiene de él! Pero, ¡qué terribles son también su fulminantes voluptuosidad y sus enervantes hechizos! (...)
Además, el vino no siempre es ese terrible luchador seguro de su triunfo, que ha jurado ser implacable y no concede cuartel. El vino se parece al hombre: nunca se sabe hasta qué punto se le puede apreciar o despreciar, amar u odiar; ni cuántos actos sublimes o crímenes mostruosos es capaz de realizar. No seamos, entonces, más crueles con él que con nosotros mismos y tratémosle como a un igual."
martes, 18 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario